lunes, 20 de septiembre de 2010

Las estrellas fugaces y los deseos.

Me estoy comiendo muchos capitulos de mi nueva vida, y no porque no esten pasando cosas nuevas (y repitiendo antiguas), pero como en algunas etapas de mi vida, busco excusas para no pensar más de lo necesario en temas que sólo me ponen de mal humor. Y conste que hay cosas estupendas, buen rollo y optimismo, pero mi espina sigue dando la tabarra, y consigue borrar de un plumazo todo eso. Suele ser a horas en las que tengo un poquito de tiempo, asi que el resultado es no pensar, no escribir, no nada para intentar relajarme y seguir adelante....

Bueno, a lo que iba, que siempre me despisto, vengo a hablar de mi hijo, porque es lo más maravilloso que puede existir. Hoy quiero volver a recordarlo durante mucho tiempo. Esta tarde charlando con él, me dice que quiere ver una estrella fugaz para pedirle un deseo....  Después de mucho insistir, he conseguido que me cuente su deseo: "quiero aprender a leer". Mi sonrisa no me cabía en la cara, no puedo explicarlo, pero me ha hecho sentir bien, orgullosa (acaba de cumplir 5 años, y todo va lento porque tiene un problemilla de lenguaje), feliz porque quiere aprenderlo todo y deprisa, está ávido de conocimientos, todo le interesa, a todo está dispuesto, en fin...... Este año me ha hecho apuntarle a teatro, y va a ser el primer año que voy a tener ganas de que llegue la navidad, para verle subido en el escenario representando lo que sea, porque sé que será genial...

Y esta noche nos hemos leido un cuento en el que jugaban al escondite en la habitación, y como el mejor escondite era la cama, uno de ellos se había escondido allí... ¡y se habia quedado dormido!, le ha encantado, y cuando ha llegado la hora de dormir, como últimamente, me ha protestado porque queria seguir jugando y no tenía sueño.... Cuando le he dicho que vale, que ibamos a jugar al escondite en su habitación, se me ha quedado mirando, y de repente me dice enfadado "No vale, eso es trampa", no he podido evitar una sonora carcajada, que le he contagiado y nos hemos pasado un rato riendonos sin parar hasta que por fin se ha ido "a jugar al escondite". Ha sido genial. 

Doy gracias a la vida por permitirme seguir disfrutando de mi enano, por él todo merece la pena.

Te quiero